Español:
"Es muy loco como Mérida puede sonar a través de estas canciones" , afirma un conocido de la banda.
Creo que el viaje creado en estos veinte minutos evocan una sonoridad escondida en lo onirico de esta ciudad, plena de bohemia y mística.
La nostalgia de esa imagen que nos quedó al dejarla, se guardo en lo más profundo de nuestro subconsciente y solo el sentirse lejos de casa la revivió como una manera de preservar la energía y poder espiritual que ese hermoso lugar te da.
Creo que todos, en algún momento, guardamos algo que nos representa. La identidad es un refugio de nuestra forma de ver el mundo.
Este trabajo es una mixtura de estar allá desde Buenos Aires. Los andes venezolanos y La Ciudad de la Furia podrían ser parientes lejanos, digo, por su cultura.
En definitiva hay un anhelo de casa, de sensaciones de un ser ajeno a esta urbe llena de tejidos complejos y hermosos.
Hay mucha clave de salsa escondida y presente: la salsa merideña venezolana, decimos nosotros en nuestro delirio de inmigrante.
La metamorfosis sonora es muy interesante porque somos de aquí, de allá y de ningún lado. Mucha mezcla. Por eso siempre digo: Venezuela y Argentina juntos.
Esto es un cóctel de psicodelia cosechada en los valles merideños, sazonada con flow del caribe venezolano, y horneada con los mantras ambient del eclecticismo bonarense regidos bajo la luna de JDilla como si este último fuera amigo del barrio donde vivía Cerati.
Ingles:
"It's crazy how Mérida can resonate through these songs," says a friend of the band.
I think the journey created in these twenty minutes evokes a sound hidden in the dreamlike essence of this city, full of bohemian and mystical vibes.
The nostalgia of that image we had when we left it was stored deep in our subconscious, and only feeling far from home revived it as a way to preserve the energy and spiritual power that beautiful place gives you.
I believe we all, at some point, keep something that represents us. Identity is a refuge for our way of seeing the world.
This work is a blend of being there from Buenos Aires. The Venezuelan Andes and the City of Fury could be distant relatives, I mean, because of their culture.
Ultimately, there is a longing for home, for the sensations of a being foreign to this city full of complex and beautiful textures.
There is a lot of hidden and present salsa rhythm: Venezuelan Mérida salsa, we say in our immigrant delirium.
The sonic metamorphosis is very interesting because we are from here, from there, and from nowhere. A lot of blending. That’s why I always say: Venezuela and Argentina together.
This is a cocktail of psychedelia harvested in the Mérida valleys, seasoned with the flow of the Venezuelan Caribbean, and baked with the ambient mantras of Buenos Aires eclecticism governed under the moon of JDilla as if he were a friend from the neighborhood where Cerati lived.