Me cuesta aceptarlo, pero
para héroes, los cómics.
No quiero creerlo, pero
para finales felices, el cine.
Por más que lo intente,
no puedo salvarte.
No es porque no quiera;
está fuera de mis manos.
Pero el dolor está ahí:
el tuyo, que has arrastrado
hasta el día de hoy
como un preso con su grillete.
El mío, por la frustración
de tener que aceptar
que solo seré un espectador,
que de héroe, solo tengo el disfraz.